Rey Juan Carlos abochornó a Pinochet
Publicado 2004/02/08 00:00:00
- Ernesto Cedeño Alvarado
Después de más de 25 años de ser un asunto prácticamente desconocido, el historiador inglés Paul Preston, autor de la más completa biografía del rey Juan Carlos I, reveló recientemente al diario chileno "El Mercurio" un asombroso episodio acaecido entre este monarca español y el entonces general Augusto Pinochet.
Según la publicación "El día en que el Rey encaró a Pinochet", en noviembre de 1975 este militar viajó a Madrid horas después del fallecimiento del dictador Francisco Franco, a quien admiraba, para asistir a las exequias fúnebres; pero también lo hizo con la intención de explicarle a los europeos la situación chilena, a dos años del golpe militar, y celebrar su cumpleaños en Madrid el día 25 de la citada época.
Sin embargo, el plan no le salió como esperaba, ya que días antes de su onomástico, el dictador chileno sufrió el bochorno de que el recién asumido rey Juan Carlos I le notificara personalmente, "en su cara", que no estaba invitado a su ceremonia de coronación, la cual sería el 27 de noviembre de 1975.
Tras haber acudido a los funerales de Franco y pese a la indignación de su delegación, al entonces gobernante chileno no le quedó más remedio que acelerar los preparativos para su regreso, arribando a la ciudad de Santiago el 24 de noviembre, un día antes de su cumpleaños.
Según el relato de Preston, quien es director del Centro Cañada Blanch para el estudio de la España Contemporánea de la London School of Economics and Political Science, con sede en la capital inglesa, y autor de la biografía "Juan Carlos, el rey de un pueblo", el monarca estaba decidido a contar con la presencia de líderes democráticos en la inauguración de su reinado, como un elemento esencial para la imagen que quería proyectar en el futuro.
En este sentido, cuenta que el presidente de Francia, Valery Giscard D" Estaing, condicionó al monarca su asistencia a la misa oficial del 27, al hecho de que estuviera presente Pinochet.
Previamente, durante su visita a Madrid, el dictador había tenido roces con la diplomacia española por algunas declaraciones hechas ante la prensa extranjera, así como el suceso de que a pesar de que la ciudad estaba en duelo oficial, la delegación chilena gestionó la apertura de algunas tiendas para ir de compras.
Aunque años después del retorno de la democracia en Chile, algunos periodistas publicaron respecto al incidente, nunca se precisó que fue el rey, en persona, quien tomó la iniciativa para notificar a Pinochet que no estaba invitado a la misa.
Según la publicación "El día en que el Rey encaró a Pinochet", en noviembre de 1975 este militar viajó a Madrid horas después del fallecimiento del dictador Francisco Franco, a quien admiraba, para asistir a las exequias fúnebres; pero también lo hizo con la intención de explicarle a los europeos la situación chilena, a dos años del golpe militar, y celebrar su cumpleaños en Madrid el día 25 de la citada época.
Sin embargo, el plan no le salió como esperaba, ya que días antes de su onomástico, el dictador chileno sufrió el bochorno de que el recién asumido rey Juan Carlos I le notificara personalmente, "en su cara", que no estaba invitado a su ceremonia de coronación, la cual sería el 27 de noviembre de 1975.
Tras haber acudido a los funerales de Franco y pese a la indignación de su delegación, al entonces gobernante chileno no le quedó más remedio que acelerar los preparativos para su regreso, arribando a la ciudad de Santiago el 24 de noviembre, un día antes de su cumpleaños.
Según el relato de Preston, quien es director del Centro Cañada Blanch para el estudio de la España Contemporánea de la London School of Economics and Political Science, con sede en la capital inglesa, y autor de la biografía "Juan Carlos, el rey de un pueblo", el monarca estaba decidido a contar con la presencia de líderes democráticos en la inauguración de su reinado, como un elemento esencial para la imagen que quería proyectar en el futuro.
En este sentido, cuenta que el presidente de Francia, Valery Giscard D" Estaing, condicionó al monarca su asistencia a la misa oficial del 27, al hecho de que estuviera presente Pinochet.
Previamente, durante su visita a Madrid, el dictador había tenido roces con la diplomacia española por algunas declaraciones hechas ante la prensa extranjera, así como el suceso de que a pesar de que la ciudad estaba en duelo oficial, la delegación chilena gestionó la apertura de algunas tiendas para ir de compras.
Aunque años después del retorno de la democracia en Chile, algunos periodistas publicaron respecto al incidente, nunca se precisó que fue el rey, en persona, quien tomó la iniciativa para notificar a Pinochet que no estaba invitado a la misa.
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