Oscuridad tenebrosa
Estoy deliberando si escribo lo que estoy pensando en estos momentos. Imprimo las huellas de los recuerdos tenebrosos de mi vida. Si , decido que sí, no sin antes encomendarme a Dios y pedirle que me proteja por sacar a la luz remembranzas tan macabras. Aún dudo pero lo haré… El empiezo se remonta a los comienzos de mi conciencia, cuando tenía escasos tres años. Evoco mi casa, la terraza, las sensaciones nuevas que sentía al ir descubriendo el mundo; el cariño de mis padres, mi hermano, en fin todo lo concerniente a aquella época.
Soy pequeña y es hora de acostarse, tengo tres años. Mi papá apaga todas las luces quedando la casa extremadamente negra, no se ve nada , ni un hálito de luz. Esta oscuridad me aterra y lloro, pero papá es inflexible y no prende ninguna lámpara. Le dice a mamá que me duerma. Mamá lo logra y yo duermo plácidamente, hasta que de pronto me despierto y me siento en mi cama, asustada por la oscuridad, intento gritar y de mi garganta no sale ningún sonido, siento miedo, el cual se transforma en pánico, al contemplar una mujer vieja flaca , vestida de negro, amenazándome con sus uñas largas, siento desfallecer de pavor. Pero la bruja no puede tocarme, hay algo que me protege, pero su cercanía me aterra y siento que pierdo la conciencia. Al día siguiente le cuento a mamá y ella no le toma importancia, porque piensa que solo fue un mal sueño o mi imaginación, estos sucesos se repiten durante todas las noches de mi niñez. Los años transcurren, ya tengo nueve años, es de noche, me acuesto en mi cama, dejando mis brazos colgados de la cama, de repente siento que unas manos con uñas largas me agarran mis manos y las halan, siento pavor, pero nuevamente percibo que entra en acción una fuerza activa que me protege y despierto sobresaltada, para luego conciliar el sueño. Otra noche se me presentaban unos hombrecitos en mis sueños, me dicen el número que jugará en la lotería y yo le comento a mamá, tampoco le da importancia, y luego tomo el dinero de mi mesada y lo invierto, ganando posteriormente, esto se repite durante cinco ocasiones. Más una noche cuando dormía sentí claramente que acariciaban mis piernas, abro mis ojos y oh sorpresa veo a un grupo de enanitos (no quiero decir sus nombres reales, que empieza con la letra D, porque una leyenda dice que si lo escribes o pronuncias, los llamas de inmediato) Eran rubios con apariencia de hombres muy jóvenes, me sonrieron y me dijeron nuevamente el número de la lotería, y también que no le dijera a nadie, porque si lo contaba más nunca se comunicarían conmigo. Esta vez, estaba despierta, los escuche y sentí que me deslizaba en los sueños, sin miedo, con mucha paz. Relaté a mamá con lujo de detalles lo sucedido y ésta vez mamá me creyó, e intento protegerme haciendo miles de recomendaciones, pero nada resultó para lo que vendría después.
Cierto día papá trajo a casa un cuadro antiguo que le habían obsequiado, era de una mujer extremadamente blanca, de cabellos negros. Lo pusieron en la sala. Me llamaba la atención este cuadro, el cual ejercía una atracción extraña en mi mente de niña. Veía con fascinación el vestuario antiguo de la modelo en un paraje agreste y antiguo, ella estaba sentada en un jardín con una bandeja llena de frutas, así había modelado para el pintor que la plasmaría en óleo. El misterio se prolongó aun más cuando durante las noches sentía que me salía de mi cuerpo y caminaba hasta la sala donde se encontraba el cuadro, me detenía a un metro de él y veía a la mujer salirse. Me sentía realmente aterrada cuando ella comenzaba a llamarme insistentemente pero una vez más me sentí protegida por alguien. Esto se repitió durante muchos días, hasta que mamá se deshizo del cuadro, al contarle lo que me sucedía. Después de muchos años, pienso que el alma de la mujer reposaba atrapada en el cuadro y ella quería volver a la vida, tomando mi cuerpo de niña. Ella quería que mi espíritu ocupara su lugar en el cuadro y ella vivir en mi cuerpo, pero gracias a Dios, los planes de este espíritu oscuro fueron infructuosos. Si! Logré vivir, hasta cierto punto libre por algún tiempo, pero las experiencias para-normales continuaron con mucha vehemencia a los pocos años. Las pesadillas o experiencias espirituales continuaron, torturando mi alma, sentía que realmente no descansaba, mi mente estaba alerta, contemplando y haciendo frente a una serie de personajes fantasmagóricos y tenebrosos, tenía mucho miedo siempre.
Decidí buscar a Dios en religiones, pero me decepcionaba siempre, y terminaba creyendo en Dios como siempre, pero sola en mi casa sin compañías que consideraba nocivas para mi mente. Finalmente descubrí que Dios y su hijo Jesús están conmigo en la medida de la fe que tenga, por ello rechazo a estos seres negativos, tomando por escudo mi fe. Eso si, sin acudir a ninguna iglesia, pues francamente no me agradan los tumultos de gente falsa….
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