María Ossa de Amador: revivida
- Luis A. Diez Castillo, M.A.
- - Publicado: 01/9/2000 - 11:00 pm
Doña María Ossa de Amador no sólo es una de las figuras próceres de vanguardia que en el momento más álgido y crucial, contribuyó con su hidalguía, valentía y firmeza de carácter a la ejecución exitosa del movimiento de independencia, sino que dedicó su tiempo y energía en la confección de la primera enseña patria. Además de sus atributos espirituales, fue una dama de un atractivo físico singular, bella, por así decirlo. Fue el motor que dio vida y dinamismo al decaído y prácticamente derrotado ánimo de su amado esposo.
Ese día, tres de noviembre de 1903, antes de que el astro rey proyectara sobre la ciudad de Panamá sus primeros rayos de luz, los principales "sediciosos" - como llamaban en Bogotá a los istmeños revolucionarios-, recibieron la noticia sobre la llegada a las costas de Colón de los buques colombianos, el crucero Cartagena, y el mercante Alexander Bixio conduciendo un batallón de 500 plazas, el Tercero de Tiradores, al mando del General Juan B. Tobar. La causa de la independencia estaba perdida, se dijeron entre sí los cuatro principales cabecillas del movimiento, don Manuel Espinosa Batista, don José Agustín Arango, don Federico Boyd, y don Manuel Amador Guerrero, quienes en esos momentos estaban convencidos de que sus horas de vida estaban contadas; ellos sabían, además, de que tan pronto los soldados del Tercero de Tiradores llegaran a la ciudad de Panamá, serían acusados de conspirar contra la integridad territorial de la república de Colombia, de traición a la patria, y que, luego de ser sometidos a un juicio sumario, el General Tobar ordenaría su inmediata ejecución.
Es a partir de ese momento crucial que doña María Ossa de Amador juega un papel trascendental y decisivo, propio de una heroína; puesto que para entonces, ya ella conocía, por boca de su esposo, todos los pormenores del movimiento revolucionario. Entonces, surgen en su mente ideas y pasos que, una vez puestos en ejecución, lograrían abrir las ventanas que iluminarían los senderos hacia el éxito del movimiento separatista.
Doña María Ossa de Amador fue una dama de un profundo fervor patriótico, de un temperamento firme y sobrio, sin rasgos de emotividad ni pasionismo, lo que le permite forjar valores morales jamás superados; por consiguiente, todas estas virtudes, aunadas a su participación en la gesta de independencia y, sobre todo, su dedicación a la confección de la enseña patria, la convierten en una "auténtica prócer de nuestra independencia". Es importante también que el lector conozca el papel que doña María Ossa de Amador jugó en los momentos más críticos que se dieron el 3 de noviembre de 1903, tal como ella lo relató al doctor Octavio Méndez Pereira:
"Ese día -dice- mi marido salió a la calle apenas recibió la noticia, a las seis de la mañana, sin desayunar siquiera. Fue a hablar, según después lo supe, con algunos conjurados, resuelto a que de todos modos se diera enseguida el golpe que estaba preparado para el 28 del mismo mes. Cuando regresó como dos horas después, lo encontré acostado en la hamaca de su cuarto en mangas de camisa, con las manos enlazadas sobre la frente en actitud de honda preocupación. - "¿Qué te pasa?", pregunté. - "Creo que está todo perdido", me dijo. "Mis compañeros vacilan algunos de ellos y creo que nos dejan solos".
Entonces comencé a animarlo y a infundirle la confianza que necesitaba en esos momentos difíciles. -"Si te dejan solo, tienes que proceder. Ya no es posible echarse atrás. Anda, levántete a luchar".
"Le aconsejé que fuera enseguida a ver a Mr. Prescott, persona de nuestra absoluta confianza, que era precisamente quien le había informado del arribo a Colón del crucero colombiano. Mr. Prescott estaba casado con una panameña, había servido durante largos años como telegrafista de la Panamá Railroad y se desempeñaba en las funciones de sub-superintendente de la misma compañía. Podía él, comunicarse secreta y directamente con el superintendente Mr. Shaler, que estaba en Colón, para pedirle que por ningún motivo dejara que las tropas colombianas vinieran a Panamá. Amador accedió a mis sugestiones y logró obtener por intermedio de Prescott que Shaler accediera a su petición".
"Apenas salió Amador de mi casa para ir a verse con Prescott, yo tomé un coche y me dirigí a casa de nuestro amigo José Agustín Arango y luego a la de Espinosa, casado con una prima hermana mía, y los excité a que todos procedieran sin pérdida de tiempo, pues ya estaban comprometidas hasta sus vidas, y no era momento de detenerse a meditar. Me queda la satisfacción de que mi voz de aliento llegó a animar y a encender de nuevo el entusiasmo de estos dos patriotas... (sic.)"
"A las cinco de la tarde, el General Tobar y su Estado Mayor fueron apresados en el cuartel de Chiriquí, en tanto que el pueblo de Panamá, conducido por los señores Pedro y Domingo Díaz y otros entusiastas ciudadanos, se precipitaron decididos en el cuartel, en busca de armas para defender la naciente república".(1) Si el solo hecho de haber confeccionado con sus bellas manos la primera bandera nacional no fuese suficiente para darle el título de prócer, su conducta de animosa luchadora en los momentos críticos de la independencia, le ameritan para considerarla la primera patricia de nuestro pueblo y para que su nombre sea siempre mencionado con cariño y veneración por la ciudadanía. Al ascender el Dr. Amador a la jefatura del gobierno como Primer Presidente Constitucional, ella siguió prestando a su esposo la dulzura de su compañía con el consejo prudente y atinado para la solución de los problemas del gobierno.
Nació Doña María el 2 de marzo de 1855 y a los 17 años contrajo matrimonio con el Dr. Amador Guerrero, el 6 de febrero de 1872. Su belleza fue famosa, tanto como la bondad de su corazón que le atrajo las simpatías de cuantos la trataron. Murió en Charlotte, Carolina del Norte, el 5 de julio de 1948. (2)
Para los panameños de la presente generación que se encuentran sumergidos en un mundo de tecnologías engañosas, y de los aparatos audiovisuales que les mantienen en un permanente estado de sopor y deshumanización, se les hace difícil, por no decir imposible, imaginarse los grandes sacrificios de los que ofrendaron sus vidas por darnos una patria libre y soberana. El aniversario del fallecimiento de doña María Ossa de Amador debe conducirnos a los panameños, en esta alborada del tercer milenio, a la reflexión y, sobre todo, a rendir homenaje a nuestros próceres; y, qué mejor manera de hacerlo si no es viviendo y poniendo como norte de nuestra conducta a los valores morales -cimientos de nuestra identidad nacional, que nos legaron nuestros antepasados y los que hicieron posible la independencia de Panamá.
1 Ernesto J. Castillero R. "Doña María Ossa de Amador. Auténtica Prócer de Nuestra Independencia". Revista Lotería, No. 88 (Septiembre, 1948), 7-8.
2 Ibidem, 8
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.